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El Camino del Guerrero

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A lo largo de la historia y las culturas, las figuras de los guerreros revisten una serie de cualidades comunes que permanecen inmutables, como si, en realidad, fuera la seña de identidad que permite identificarlos e identificarse entre sí.

Quizá, la seña más acusada es el sentido del honor, la cualidad moral que lleva al más severo cumplimiento del deber.

Para un guerrero, el honor marca el sendero de los actos de su vida. Son los ideales que, por puros, son inalcanzables, que sirven para mantenerse avanzando en el sendero, son la lejana estrella, que indica el rumbo en la oscuridad.

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El honor, junto al valor y la disciplina, forman el trípode donde se asienta la verdadera arma del guerrero, su propio camino. Y este camino es como un río, donde la corriente arrastra a quien no avanza.

Pero este avance del guerrero no es otra cosa que la aplicación, en todos los actos de su vida, de las normas, de los principios, de las actitudes que lo han forjado como tal.

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Y ese camino se va creando mediante la cristalización de la propia razón de ser del guerrero, que es preservar la paz como objetivo último. Esta misión sólo se puede llevar a cabo con éxito si la propia paz se asienta en su corazón, mediante el aprendizaje y la práctica de las cualidades humanas que la construyen:

  • Espíritu de sacrificio.

  • Autoconfianza y valoración personal.

  • Tolerancia y respeto.

  • Solidaridad y generosidad.

De este modo, el guerrero trabaja en el desarrollo de la armonía en su esfera de acción, trabaja por la paz.

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Las artes marciales trabajan para desarrollar estas cualidades humanas enumeradas anteriormente. A mi modo de ver, es la más importante aportación humana que producen, ayudando, mediante la acción, al desarrollo moral de la persona.

En Defensa Personal Militar, al igual que en otras disciplinas, también se trabaja en este sentido. Es agradable contrastar la evolución de las personas que inician su singladura en esta disciplina con tendencias temerosas o intolerantes, con sentimientos de inferioridad o insolidaridad, o buscando únicamente unas habilidades de combate. Va pasando el tiempo con rapidez y se observa la evolución, quien se sale del camino y los que realizan progresos claros, no sólo a nivel técnico, sino de comportamientos y actitudes. Y esta percepción comienza a convertirse en el más agradable incentivo que puede tener un profesor.

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Doy las gracias a mis alumnos, que me permiten continuar esforzándome en mi propia singladura, en mi camino.

Fuente: J. Vicente Lumbreras Martín

 

Karate y Zen

Karate y Zen es uno

Extracto del capítulo “Jutsu y Do – El Arte y el Camino”, del libro de Seikichi Toguchi: “El Zen y el Camino del Guerrero”. “No existe puerta en el camino de la vida que rehúse abrirse ante aquellos que quieren pasar. Si quieres ir a cualquier parte, no importa qué camino elijas, hay miles y todos son buenos. Si, con suerte, alcanzas tu meta, el camino desaparecerá y tú te convertirás en el camino”. “No hay un camino para vuestra vida. Vosotros mismos sois el camino”. Estos son dos dichos que se oye repetir a menudo a los budistas Zen. Ilustran bien la complejidad del concepto de “Do” -el camino. Sin embargo, también es evidente que el camino es lo bastante accesible como para que se le pueda encontrar en nuestra vida diaria. Hoy en día, hacemos referencia a la mayor parte de las artes marciales con el apelativo “-Do”: por ejemplo, Karate-Do. En sus orígenes, todas las artes marciales se llamaban “Jutsu” (técnica).

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La esgrima era Ken-Jutsu, el tiro con arco, Kyu-Jutsu, el Karate, Karate-Jutsu, y así con todas. Cuando Jigoro Kano, el fundador del Kodokan y el Judo moderno, cambia el nombre de Jyu-Jutsu por Jyu-Do (Judo), numerosos artistas marciales siguieron su ejemplo. Ken-Do, Kyu-Do, Karate-Do. ¿Por qué este cambio?. Para comprenderlo, hemos de conocer la diferencia entre Jutsu y Do. Jutsu se refiere a la destreza, al grado o al nivel de habilidad, o a la competencia técnica, que solo algunas personas pueden alcanzar en determinadas disciplinas, después de muchos años de un duro entrenamiento especializado. En los tiempos antiguos, los artistas marciales, cualquiera que fuese su disciplina, trataban de lograr este nivel técnico de Jutsu. Do, por otra parte, va mucho más lejos. Como ya hemos mencionado, significa “camino”. En un sentido alegórico, este camino es el camino de la vida, el camino que todos los hombres deben seguir para hacer realidad su naturaleza profunda. Para el budismo Zen, la meta de la vida es la iluminación espiritual, y el Do es el camino hacia esta iluminación. También es esta iluminación la meta de las artes marciales. Incluso en los tiempos antiguos, el practicante de un arte marcial se esforzaba en llegar al Jutsu, no por la técnica en si misma, sino como un medio de seguir el Do y de alcanzar la iluminación. Para revelar al mundo moderno su aspecto profundo, las artes marciales han cambiado sus nombres de Jutsu a Do. Así, Karate-Do significa el camino hacia la iluminación a través de la práctica del Karate. Seguir el Do puede ser para nosotros algo fácil y natural. Pero debe seguirse este camino toda nuestra vida si queremos realizar nuestra verdadera existencia y ser realmente nosotros mismos. De este modo, seguir el camino puede ser a la vez fácil y natural, y extremadamente difícil.

Karate kid

La mayor parte de nosotros no es capaz de encontrar el camino, o, una vez encontrado, mantenerlo. Hace falta un espíritu fuerte, y perseverancia. La vida de los monjes Zen es un ejemplo de, a la vez, la simplicidad y la dificultad del camino. En el Dojo de Karate siempre somos muy corteses entre nosotros. Una vez fuera de éste, algunos nos dejamos dentro la cortesía y los buenos modales. Somos una persona dentro del Dojo, y otra fuera. Muchos alumnos piensan que es posible que vayamos al Dojo para aprender cortesía y buenos modales al mismo tiempo que las técnicas del Karate. Por supuesto, está bien que se aprendan estos aspectos del Karate: es mejor que no aprender nada en absoluto. Pero este no es el verdadero sentido del Karate. No quiero decir que no tengas necesidad de aprender cortesía y modales: mas bien que ya deberias conocerlos antes de entrar al Dojo. Debo añadir que en un Dojo de Karate debes aprender algo más elevado que las técnicas y que las cortesías, si pretendes encontrar allí el camino. El Karate debe impregnar por completo nuestra vida, tanto dentro como fuera del Dojo. Debes convertirte en una sola persona, vosotros mismos, nuestro auténtico “yo”.

Maestros Marciales.: mayo 2010

 

 

 

Yamabushi

Fotografía de un sōhei, el cual es a veces confundido con el yamabushi. Imagen del siglo XIX.
Yamabushi (山伏 «el que se oculta en las montañas»?), es una clase de eremitas budistas japoneses seguidores de la doctrina del Shugendō, una integración del budismo esotérico de la escuela Shingon con elementos del taoísmo y el sintoísmo. Habitualmente, los yamabushi llevaban una vida solitaria y ascética en las montañas, aunque también podían asociarse con ciertos templos, y también fueron conocidos por participar en batallas al lado de samuráis y sōheis.
 
En la actualidad, el término ubasoku-yamabushi es usado para designar a practicantes del shugendō. Esta religión hace un gran énfasis en el ascetismo y en pruebas de resistencia, y todavía puede verse hoy en día representada en los sacerdotes de túnica blanca portadores de horagai en el lugar sagrado del shugendō, Dewa Sanzan, y en las montañas sagradas de Kumano y Omine.
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Los Yamabushi comenzaron como yamahoshi, grupos aislados en la montaña de ermitaños, ascetas o hijiri (聖 “hombres santos”), quienes seguían el camino del shugendo, una búsqueda de las energías espirituales, místicas o sobrenaturales obtenidas a través del ascetismo. Se desconoce el fundador de esta tradición, pero muchos son los mitos que señalan como tal a En no Gyoja, personaje que presenta, en muchos casos, similitudes con la leyenda del mago Merlín en Inglaterra. Los hombres que siguieron este camino recibieron numerosos nombres, por ejemplo, kenja, kenza y shugenja. Estos místicos de la montaña llegaron a ser conocidos por sus habilidades mágicas y conocimientos de lo oculto; siendo solicitados como curanderos, sanadores o médiums, conocidos como miko.
 
La mayor parte de estos ascetas, además de su dedicación al shugendo, estudiaban las enseñanzas de la Escuela Budista del Tiantai (Tendaishū) o bien las del budismo Shingon, establecido por Kobo Daishi en el siglo VIII. Shingon fue una de las primeras escuelas esotéricas del budismo japonés, según la cual la iluminación se consigue a través del aislamiento, el estudio y la contemplación tanto de uno mismo como de la naturaleza y del mándala, imágenes esotéricas propias de la filosofía budista. Las escuelas Shingon y Tendaishū encontraron en las montañas el lugar ideal para esta clase de aislamiento y la contemplación de la naturaleza.
 
En sus retiros en la montaña, estos monjes no sólo estudiaron la naturaleza y los textos e imágenes religiosos y espirituales, sino también una variedad de artes marciales. Es cuestionable la idea de que, desde ese aislamiento, tuvieran que defenderse de bandidos, samuráis u otros monjes, pero la idea de estudiar artes marciales como medio de mejora personal en lo mental y lo espiritual, no exclusivamente en lo físico, ha sido siempre un elemento presente en la cultura japonesa, más allá de las exigencias específicas de cualquier secta religiosa. Así, al igual que los sohei, los yamabushi llevaron a ser tanto guerreros como monjes.
 
Mientras que su reputación como conocedores de lo místico iba aumentando, al igual que su organización, muchos de estos maestros de las disciplinas ascéticas comenzaron a ser designados a las altas posiciones espirituales en la jerarquía de la corte. Los monjes y sus templos comenzaron a ganar influencia política. Durante el período Nanboku-cho, en los siglos XIII y XIV, los yamabushi habían formado cohortes organizadas llamadas konsha. Éstas, junto con los sōhei y otros monjes, comenzaron a tomar la dirección desde los templos centrales de sus sectas. Ayudaron al emperador Go-Daigo en sus tentativas por derrocar al shogunato de Kamakura, demostrando sus habilidades de guerrero llegando a desafiar a los ejércitos de samuráis del shōgun.
 
Varios siglos más tarde, durante el período Sengoku, los yamabushi se podían encontrar entre los consejeros y los ejércitos de prácticamente cada competidor importante para el dominio de Japón. Algunos, conducidos por Takeda Shingen, ayudaron a Oda Nobunaga contra Uesugi Kenshin en 1568, mientras que otros, incluyendo al abad Sessai Choro, apoyaron a Tokugawa Ieyasu. Muchos lucharon junto a los también monjes, los Ikko-ikki, contra Oda Nobunaga, quien los derrotó, poniendo fin a la época de los monjes guerreros.
 
Costumbres
 
Los sacerdotes japoneses Yamabushi son religiosos únicos en el Japón.
 
Actualmente se cree que pertenecen al budismo japonés, ya que entre los budistas de China, Corea e India no existe esta costumbre. La tradición yamabushi existió en Japón aun antes de que el Budismo fuera importado en el siglo VII. La ropa usada por los yamabushi es básicamente blanca, aunque pueden encontrarse otros colores. En la frente se colocan una pequeña caja negra llamada tokin, que se ata a su cabeza con un cordón negro.
 
Armas y Estilo
 
Como los demás monjes guerreros, los yamabushi eran expertos en el uso de una amplia variedad de armamento. No debe sorprender encontrar referencias a ellos luchando con arco (yumi) o con espada larga y espada corta (daisho). Sin embargo, al igual que sucedía con los sōhei y los ikkō-ikki, el arma más utilizada por los yamabushi era la naginata.
 
Además de sus capacidades espirituales o místicas, a menudo se atribuye a los yamabushi un nivel experto en la práctica del ninjutsu, el arte de los ninja. Se sabe que los monjes de la montaña habían luchado junto a los ninja, ayudándolos de múltiples maneras desde la clandestinidad. Y se sabe que una práctica común de los ninja era disfrazarse de monjes o ascetas de la montaña, para pasar más fácilmente inadvertidos en ciertos ambientes. Muy probablemente, esto último pudo haber sido fuente de confusión, puesto que parece inverosímil que un número significativo de yamabushi llegasen a ser expertos en ninjutsu.

Sōhei

Un sōhei ( 僧兵 ) es un monje guerrero japonés. Estos monjes guerreros llegaron a tener un importante poder durante el período feudal. No han de confundirse con los Yamabushi, otro tipo de monjes que practicaban el Shugendo.
 
Los Sohei aparecieron posiblemente en el siglo X,a partir de las divisiones entre las diversas sectas budistas de la época. durante el siglo X acaecieron muchas revueltas por parte de los Sohei contra el Gobierno, sobre todo en Kioto y Nara. A finales del siglo XII los sohei se hicieron fuertes, sobre todo durante las Guerras Gempei, mientras que las disputas entre los templos no terminaron . Los clanes Minamoto y Taira trataron de obtener la ayuda de los sohei de Nara y Kioto, intentando incluir las fuerzas de los templos a los ejércitos samurai. Taira no Kiyomori envió generosos tributos de arroz y seda para Enryakuji, asegurando que no ayudaría a sus enemigos, los Minamoto, que se aliaron con los monjes de Mii-dera. En 1180, en una de las más famosas batallas en que los sōhei participaron, los monjes de Mii-dera, junto con una fuerza de samuráis Minamoto, trataron de defender el puente sobre el Río Uji y Byōdō-in ( Batalla de Uji(1180)). Los monjes levantaron los tablones del puente, perjudicando a los samurais a caballo, que no podían cruzar. en esta batalla apareció la figura de Gochin no Tajima, un sohei del que se dice que cortaba las flechas que los taira le lanzaban. los Sohei, armados con arcos, resistieron un tiempo, pero fueron finalmente derrotados. Sin embargo, a pesar de la derrota, Taira no Kiyomori ordenó que mataran a los monjes que se le opusieron. Mii-dera fue quemada una vez más, como muchos de los templos de Nara. Sólo el Enryaku-ji logró salir ileso. en 1467 comenzó la guerra de Ōnin, la cual fue el preludio de más de un siglo de guerra civil en Japón y el estímulo de una reorganización de los monjes guerreros. A diferencia de las invasiones de los mongoles del siglo XIII, la guerra Ōnin se libró principalmente en Kioto, y por ello los monjes guerreros no pudieron permanecer neutrales.
 
Además, se había formado una nueva raza de monjes guerreros. Cuando los monjes del Monte Hiei habían iniciado las enseñanzas de la secta Tendai, estos nuevos monjes, llamados Ikkō-ikki, siguieron los dictados de la secta Jodo Shinshu. Eran esencialmente coaliciones de sacerdotes religiosos fundamentalistas, además de campesinos y sus familias, que estaban dispuestos a luchar por sus creencias. Ikkō-ikki se traduce en algo así como «grupo devoto», pero allá por donde pasaban se les conocía por las revueltas que portaban consigo. En 1488, su líder Rennyo, incitó a una sublevación contra las reglas samurai en la provincia de Kaga. Desde allí se extendieron, estableciéndose en Nagashima, Ishiyama Hongan-ji y provincia de Mikawa. Su creciente poder atrajo la atención de caudillos como Oda Nobunaga y Tokugawa Ieyasu, quienes reconocieron su fuerza y su número como un problema importante.
 
Oda Nobunaga subió al poder a finales de la década de 1560, los monjes de Enryaku-ji recuperaron su poderío militar y libró una serie de escaramuzas en las calles de Kioto contra una nueva secta rival del budismo Nichiren. Finalmente quemó todos los templos de Nichiren en Kioto y luego buscó a aliados entre los señores locales o daimyō. Lamentablemente para ellos, los clanes Azai y Asakura con que se aliaron eran enemigos de Oda Nobunaga. Desde el 29 de septiembre de 1571, el ejército de Nobunaga, que contaba con 30.000 hombres, atacó Monte Hiei, destruyendo Enryaku-ji. Aunque fue reconstruida, nunca podría reconstituir el ejército permanente de monjes guerreros. Nobunaga pasó a la lucha contra los Ikkō-ikki en sus fortalezas de Nagashima y Ishiyama Hongan-ji (véase asedios de Nagashima, asedio de Ishiyama Hongan-ji). En el verano de 1574, con la ayuda del pirata Kuki Yoshitaka, Nobunaga bloqueó las fortalezas Ikkō y sus habitantes murieron de inanición. Los 20.000 habitantes de la fortaleza murieron tras el incendio provocado por los hombres de Nobunaga. Dos años más tarde, Nobunaga regresó a la Ishiyama Hongan-ji, que él no había podido tomar antes. En las dos batallas de Kizugawaguchi, Nobunaga derrotó a sus enemigos, el clan Mōri, quien tenía el control naval de la zona. los Ikkō finalmente se vieron obligados a rendirse en 1580. En 1580 y la década de 1590, varias facciones de monjes guerreros se aliaron con Tokugawa Ieyasu o su rival Toyotomi Hideyoshi, luchando en una serie de batallas y escaramuzas. Cuando Tokugawa Ieyasu finalmente derrotó al último de sus enemigos y tomo el control del país en 1603, la vida de los monjes guerreros llegó a su fin.
 
Armas
 
Los sohei eran muy variados en armamento. Normalmente solían llevar consigo la naginata una larga lanza con una hoja unida a su extremo. Su largo alcance la hacía muy efectiva contra caballería e infantería, además de ser bastante fácil de usar. Esta llamativa arma estaba relacionada con los monjes guerreros y fue usada por el famoso Gochin no Tajima (también conocido como Tajima «el cortaflechas») en la batalla de Uji en 1180. Lideró la defensa de un puente blandiendo su naginata con tal maestría, que las flechas del enemigo rebotaban sin hacerle el menor daño.
 
También se sabe que solían utilizar el arco, e incluso durante algunas batallas utilizaban unas flechas especiales que al ser lanzadas emitían un fuerte sonido, parecido a un silbido, que servía para espantar a los enemigos o como señal.
 
Otra arma conocida era el mosquete. Los monjes guerreros eran famosos por su dominio con las armas de fuego, en concreto la secta Negoroji y los Ikko-Ikki. La katana, sin embargo, era usada en el combate cercano, siendo los monjes guerreros del clan Uesugi los más temidos en el uso de esta arma.
 
Los sohei solían tener grandes conocimientos de artes marciales y exponer al máximo su resistencia física, siendo los Monjes de Hiei los más importantes. Los monjes maratonianos del monte Hiei profesaban la escuela budista de Tendai. A diferencia de la mayoría de las doctrinas budistas, los seguidores de Tendai sostenían que se podía conseguir la iluminación en una sola vida. Para alcanzar este fin, los monjes se sometían al «Kaihogyo», una atroz prueba de resistencia física en la que tenían que recorrer 30 km por día a pie, durante 100 días seguidos, a lo largo de cinco años consecutivos. El sexto año, la distancia se ampliaba hasta los 60 km (durante 100 días) y el séptimo hasta los 84 km. como vestimenta, los monjes solían llevar una serie de kimonos, generalmente blanco debajo y violeta en la parte superior; Este estilo ha cambiado muy poco desde la introducción del budismo en el siglo VII. El calzado tradicional consistía en zuecos de madera o sandalias.Los monjes guerreros a menudo solían llevar un gran pañuelo blanco para cubrirse la cabeza. Por último, muchos monjes guerreros llevaban parte de la armadura samurai.

Técnicas de meditación de las artes marciales

En «Meditación y las artes marciales», Michael L. Raposa explica que las artes marciales simplemente utilizan formas comunes de meditación e implementan esas técnicas como un componente del entrenamiento. Los chinos pensaban en las artes marciales como un camino para la iluminación espiritual, o el Tao. En «Mente sobre materia: las artes marciales más altas», el maestro del Tai Chi Shi Ming explicó que el proceso de refinar la conciencia propia es la base absoluta del entrenamiento superior en artes marciales. A través de la conciencia, Shi Ming no se refería a un ideal ordinario cualquiera, sino a «una condición en la que el cuerpo y la mente se fusionan, el espíritu y la materia se unen».

Meditación chi con respiración

Todas las artes marciales contienen prácticas que requieren respiraciones profundas y abdominales, con exhalaciones más largas que las inhalaciones. Este tipo de respiración es realizada para hacer circular el chi, o la energía del cuerpo. El profesor James Noel enseña en el seminario The San Francisco Theological que el chi debe fluir «de manera circular a lo largo de la órbita microscópica, desde la parte de arriba de la cabeza hasta el coxis, o las plantas de los pies, y de nuevo hasta la cabeza». Se cree que el exceso de energía o chi se almacena debajo del ombligo. La meditación chi con respiración se enfoca en la respiración para hacer circular y advertir los niveles de chi presentes en el cuerpo.

Meditación de autocontrol y disciplina

Las artes marciales también usan la meditación para limpiar la mente de los pensamientos negativos que impidan la práctica marcial o puedan considerarse como una debilidad en combate. Al observar la mente, el practicante se vuelve más consciente de sus atributos escondidos, como la ira y la envidia. Esta técnica de observación de la mente también se utiliza para generar un enfoque preciso. El objetivo de sentarse quieto y enfocar la mente es crear un practicante enfocado y disciplinado. Respirar profundamente y deliberadamente al estar parado o sentado y concentrarse en pensamientos inamovibles de fortalecimiento es uno de los modos en los que los practicantes enseñan esta técnica.

No mente

«No mente» es el estado mental atribuido al budismo zen japonés. El profesor Noel explica que, en este estado, un practicante no percibe un oponente. Se cree que se convierte en el oponente y sabe qué movimientos se harán en la batalla antes de que se hagan. También llamada Bunkai, esta meditación es la esencia de todas las técnicas de meditación zen, que involucran vaciar la mente de contenido. También se la utiliza en las artes marciales para desarrollar paciencia y disciplina.

Motobu Choki, una verdadera leyenda

Nació en Febrero de 1871 en la ciudad de Shuri, siendo el tercer hijo de la familia Samurai «Motobu-Goden» Lº Kahira. En esta familia tradicional el heredero del título y responsabilidades del cargo de su padre recibía una educación esmerada, tanto en la cultura china y japonesa como en artes marciales; pero al ser el tercero su educación no fue tan cuidada, dejándole campar a sus respetos y él respondió ante estas circunstancias entrenando con gran intensidad pero de una forma propia, sin sometimiento a una escuela determinada.

EL FAMOSO MAESTRO

Su interés por el entrenamiento en artes marciales se desarrolló enormemente y para mostrar esto más expresivamente es conocida la anécdota de su infancia, en la que cada vez que el jefe de policía iba a su casa a tomar el té e informar a su superior de las novedades, él lo esperaba para recibir con ansia orientaciones, o la instrucción que sobre artes marciales gustosamente le fuera entregada. Así continuó durante largos años entrenándose a fondo en el MAKIWARA y los instrumentos propios de OKINAWA para la formación corporal, CHISHI, CHASHI, ISHI-GETA, etc, y durante la noche buscaba oponentes de mayor fuerza y tamaño en los barrios bajos, adquiriendo poco a poco fama de excelente combatiente, recibiendo el apelativo de MOTOBU-SARU (MOTOBU el mono) por su agilidad y originalidad.

SUS PRIMEROS PROBLEMAS

Lo que antecede le crearía problemas con su primer maestro, el gran revitalizador y reordenador del karate SHURI: ITOSU ANKO, pues era grande su deseo de probar cada técnica o combinación aprendida en combate, por lo que pierde la orientación del maestro y debe entrenar, de nuevo, en solitario.

En una de estas ocasiones se enfrentó a un experto llamado ITARASIKI, que era cinco o seis años mayor que él, y por un pelo perdió el combate. Esa noche no pudo dormir pensando y recordando cada una de las facetas del combate, sus errores técnicos y sus fallos de táctica, especialmente aquellos que le llevaron a la derrota.

UN NUEVO MAESTRO

Más tarde conoció al maestro TOKUMINE, un excelente artista del TE y del BO, el cual era amante de la bebida, y MOTOBU, conociendo su debilidad, le llevaba SAKE (vino de arroz), y así recibió durante un tiempo instrucción de este maestro, el cual, cuando bebía, se volvía agresivo y en múltiples ocasiones había combatido en la calle causando lesiones. En la última de ellas, y ante el intento de deternerlo por parte de un policía, lo proyectó y le causó heridas, siendo necesario que varios policías en actuación conjunta lo detuvieran y presentaron al juez. Ante un expediente en el cual constaba lesiones a más de veinte personas, le fue impuesto el castigo del destierro a la isla de YAEYAMA, donde años más tarde murió.

CONTINUACIÓN DEL ENTRENAMIENTO

Otra vez MOTOBU debía continuar su entrenamiento sin la orientación de sus maestros y decide buscar un maestro famoso, éste será MATSUMORA KOSAKU de TOMARI-TE y debido a que era muy conocido su nombre como combatiente nocturno, se presentó con otro. Más tarde, el maestro lo llamó a su presencia, pués había sido reconocido debido a su mala fama de peleón y MATSUMORA le preguntó por qué se había presentado con el nombre de SESOKO siendo éste el nombre falso, a lo que contestó MOTOBU que éste no era falso, sino que, cuando era pequeño y mientras se estaba criando en casa de su madre, le llamaban así, El maestro le permitió recibir su enseñanza, especialmente en KUMITE y las KATAS NAIFANCHIN y PASSAI que más tarde serían sus favoritas.

EL PRIMER COMBATE

Al carecer de condiciones para llevar un negocio, que intenta y fracasa en OKINAWA, y ante grandes dificultades económicas, marcha a OSAKA en 1921. Algo más tarde, en KYOTO, se celebraba un combate de exhibición entre un boxeador profesional de origen ruso y de 1.80 metros de estatura y los aficionados a las artes marciales que quisieran enfrentarse a él. Cuando se hizo el anuncio entre el público nadie contestó y preguntado MOTOBU poe el dueño de la casa donde se alojaba, si aceptaría el reto, el maestro se decidió (en aquel entonces tenía cincuenta y dos o cincuenta y tres años), subió al ring no aceptando colocarse los guantes; durante dos asaltos estudió a su oponente con una estrategia meramente defensiva, a la espera de su oportunidad. El boxeador, mientras tanto, iba ganando puntos y confiándose, comenzando a tomar a broma ese «pequeñajo» que no contraatacaba, y en un momento de descuido fue sorprendido por un extraordinario KIAI, y el público vio cómo el boxeador cayó al suelo sin conocimiento; la acción de MOTOBU había sido tan rápida que su KEIKOKEN a la sien del oponente no había sido visto. Publicado el evento en una revista de aquel entonces y ante su fama decide trasladarse sa TOKYO y abrier un DOJO llamado RYUKYU BUJUTSU-TODE, así como dar clases a la policía metropolitana de TOKYO y dirigir algunos clubs de karate, como el de la Universidad de TOYO DAIGAKU.

ÚLTIMA ETAPA DE FORMACIÓN

En 1936 vuelve a OKINAWA para recibir instrucción en katas antiguas y KOBUYUTSU de OKINAWA con el maestro KENTSU-YABU, con el que habla de las transformaciones que han sufrido los katas de OKINAWA en Japón, deplorando esta actitud, informando de ello a todos los grandes maestros de OKINAWA de aquella época.

Vuelve a TOKYO y continúa su enseñanza. Justo antes de comenzar la II Guerra Mundial, en el año SHOWA 14, vuelve a OKINAWA.

Se conserva un opúsculo sobre KUMITE dictado por este maestro y publicado por la TODE JUTSU FUKYUKAY, titulado «OKINAWA KEMPO TODE JUTSU KATA DE KUMITE».

Más adelante escribiría otro libro, que se perdió antes de ser editado y que constaba de las siguientes partes: «Historia de Karate», «katas», «Análisis de katas» y «HENTE-KUMITE»; este libro habría causado un enorme impacto, siendo una verdadera desgracia su desaparición.

UN PRECURSOR

Este maestro es uno de los precursores de la faceta deportiva del KUMITE y un gran maestro en el combate real.

En general es conocido como un maestro robusto y agresivo pero era un hombre que apreciaba la cortesía y las buenas maneras, y la exigía a sus alumnos en grado elevado; después de su iluminación en la que comprendió que el Arte del Karate era un camino de perfección propia y no de vencer a los demás, sino a sí mismo, a través de un contínuo esfuerzo, alcanzó la madurez.

Murió, siendo en vida una verdadera leyenda del karate, en la ciudad de NAHA. el 2 de septiembre de 1944, a la edad de setenta y tres años.

Autor: JUAN ANTONIO BISH LORENZO

Publicado: KARATEKA/jlgarcia.galeon.com

Como mejora el Tai Chi nuestra Salud

Por Daniel Corona Fuente: Unidad de investigación de la familia Yang Seattle USA. – Para la Revista “Artes Marciales” de Mexico.
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Sabemos desde hace varios años que el Tai Chi es bueno para nuestra salud, que ayuda a corregir problemas en nuestro cuerpo principalmente de las articulaciones y también motrices, pero te has preguntado como exactamente funciona o porque es que es bueno para nuestra salud? , es decir cuáles son las características que lo hacen diferente a otros ejercicios y superior a otros métodos para mejorar nuestra condición. En esta sección exploraremos en cada número de la revista distintas razones de por qué los principios del Tai Chi original de la familia Yang funcionan para mejorar nuestra salud. Con esta idea en mente la Familia Yang ; portadores del estilo de Tai Chi más famoso y popular de nuestros tiempo , fundaron hace ya varios años un pequeño centro de investigación en la ciudad de Seattle EU , done con ayuda de médicos reconocidos se estudia cómo es que el Tai Chi nos beneficia di-rectamente , y paulatinamente los descubrimientos a los que han llegado , nos acercan más a conocer la realidad de cómo es que funciona este fabuloso ejercicio que practicamos. Así pues uno de los principales descubrimientos que han salido de este centro propone lo siguiente:

 

Unidades Motrices Captura de pantalla 2015-11-16 a las 0.00.03Una de las primeras reglas que aprendemos en el estilo de Tai Chi de la Familia Yang es que la práctica debe ser continua y suave sin hacer pausas, esta primera regla del estilo tiene implicaciones impor- tantes y para entenderlo correctamente debemos explicar primero como funciona nuestro cuerpo, co- menzando por entender lo que es una “Unidad Motriz”.

Una unidad motriz es una célula nerviosa y el conjunto de músculos que esta activa, es decir , no imagines los músculos como los vemos en la clase de anatomía con su estructura muscular, las unidades motrices no las podemos ver , pero sabemos que así es como funciona el movimiento del cuerpo una cé- lula nerviosa recibe la orden de mover un musculo y ésta activa las fibras musculares que tiene a su alcance. Cuando una unidad motriz es activada le llamamos “reclutamiento” , cuando movemos nuestro cuerpo las neuronas “reclutan” unidades motrices para indicar el movimiento que queremos realizar.

Cuando una unidad motriz se encuentra en una parte de nuestro cuerpo que realiza tareas muy precisas tiene menos fibras musculares a su alcance con más unidades motrices por área, es decir las manos tienen más unidades motrices en contacto con mas fibras musculares que las que se encuentran en un bíceps por ejemplo, pues el bíceps no realiza tareas muy precisas como un dedo de nuestra mano, una unidad motriz de nuestra mano puede tener un solo nervio que active hasta 12 fibras musculares y se necesitan más unidades para poder llevar claramente el mensaje de cómo es el movimiento especifico y delicado que queremos hacer.

 

Captura de pantalla 2015-11-16 a las 0.00.09En nuestras piernas o brazos tenemos menos unidades motrices que están sujetas a más fibras mus- culares puesto que el brazo o la pierna necesita más potencia o fuerza y menos precisión una célula ner- viosa de una pierna puede tener hasta 2000 fibras musculares sujetas a un nervio. Quiere decir que no se necesita enviar mucha información sobre cómo mo-verse a esa parte del cuerpo sino más bien se necesita que se mueva con fuerza. Ahora bien un bailarín de tap desarrollara más unidades motrices en los pies y piernas que una persona común, pues necesita enviar más información hacia ese lugar para moverse con mas precisión para ejecutar su danza. ¿ Y cómo es que hacemos movimientos rápidos o lentos? Las fibras musculares sujetas a los nervios de las unidades motrices se contraen completamente o se relajan completamente, quiere decir que cuando hacemos un movimiento algunas de nuestras unidades motrices ordenan a algunas fibras musculares contraerse y entre mas fibras se contraen más fuerte es mi movimiento y entre menos se contraen más débil es mi movimiento. Aquí es donde el principio de la práctica del Tai Chi estilo Yang se aplica, cuando te mueves lentamente las unidades motrices de esa parte de tu cuerpo se van turnando poco a poco para ir realizando el movimiento unas se contraen y cuando pasas recorriendo esa parte del cuerpo lentamente hacia otro lado se van soltando y otras más se van contrayendo. Imagina un estadio de futbol donde la gente del publico está haciendo la famosa “ola” para apoyar a su equipo, unos se van levantando poco a poco de su asiento mientras otros se van sentando y hacia la ola da vuelta a todo el estadio en un movimiento continuo ininterrumpido, cada uno de los espectadores representa una unidad motriz, y todas se mueven coordinadamente sin cansarse o agotarse pues no están todo el tiempo levantadas, descansan y se sientan, se activan y se levantan. Cuando realizamos un ejercicio donde todo el músculo de una parte del cuerpo se tensa, las unidades motrices experimentan agotamiento todas a la vez.
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Al movernos lentamente también somos más preci- sos en el movimiento, esto quiere decir que estamos fomentando desarrollar más unidades motrices en nuestros músculos, para que puedan ser más precisos, mas unidades motrices significa mayor información que fluye entre nuestras neuronas y nervios, es un ejerci- cio también para la mente. ¿Qué pasa cuando se atrofia una parte de nuestro cuerpo? Lo que sucedió es que siempre utilizábamos la misma unidad motriz para todo, y entonces las otras unidades motrices que ya no se necesitan se atrofian, y nuestro cuerpo pierde movilidad en ciertas direcciones. La práctica del Tai Chi estilo Yang al ser lenta, fluida y continua es más precisa y fomenta la creación de más unidades motrices que eventualmente recuperan esa parte atrofiada.
Otro de los 10 principios del Tai Chi del estilo Yang habla sobre “relajar la cadera” y “relajar el cuerpo”, uno más sobre “mantener el pecho hundido con la espalda recta y el espíritu le- vantado”. ¿Cómo funcionan estos ejercicios para nuestra salud? De la siguiente forma: Los músculos como conjuntos de unidades motrices realizan básicamente las siguientes ta- reas: 1.- Estirarse 2.- Juntarse 3.- Mantenerse a la misma distancia Captura de pantalla 2015-11-16 a las 0.14.26Estas acciones se logran al entrelazar las fibras de los músculos, de esta forma se logra acortar distancias o separarlas. Imaginemos los dedos de nuestras manos como fibras musculares para ejemplificar este movimiento; cuando nuestros dedos se juntan demasiado las fibras musculares sobresalen y se enciman, y sólo su parte inferior es la que tiene contacto y está “amarrada” a las otras fibras para producir fuerza, esto sucede cuando apretamos los músculos para hacer fuerza. Ahora imaginemos cuando estiramos los músculos. Lo que sucede en este caso es que las fibras se alejan y quedan sostenidas sólo con su última parte, es decir, su área de contacto es las puntas, en este movimiento solamente esa parte del músculo está sujeta.
Observemos en este momento cuando los músculos se encuentran relajados, cuando no hay es- tiramiento ni fuerza la mayor parte de las fibras musculares están sujetas en su mayor extensión, esto quiere decir que los músculos en estado de relajación es cuando tienen mayor potencial, cuando están más firmes o cuando pueden desarrollar más fuerza, puesto que es el momento en que más unidades motrices están interconectadas. Esto quiere decir que por ejemplo en la postura de la columna en el instante en que los músculos están relajados con el pecho hundido y espalda recta (como lo indica la postura de Tai Chi de la familia Yang) es el momento en que nuestra po- sición se encuentra más firme, ya que nuestros músculos que sostienen el esqueleto están en contacto total con todas sus unidades motrices, ésta es por lo tanto la mejor postura para nues- tra espalda.
Con estos fundamentos podríamos decir que el Tai Chi ayuda a mejorar nuestra salud, pues el hecho de que sus posturas y movimientos sean relajados, comprueba que nuestro cuerpo estará mejor sujeto en todas sus partes, y además está en posibilidades de desarrollar más fuerza que los movimientos que requieren tensión o estiramiento.
Fuente: kungfu.com.mx

Jeet Kune Do a todo lo que da.

Jeet Kune Do es un concepto dinámico que está en constante evolución desde sus bases, no es solamente un arte marcial como es conocido habitualmente, sino también una filosofía y una forma de vida. En el campo marcial el objetivo a parte de la efectividad y simplicidad en el combate, es el medio de expresarte artísticamente tal y como eres a través del movimiento humano, para ello se emplean una fusión de las más diversas técnicas de artes como Kung-fú, Taichi, Wing Chun, Muay-Thai, Boxeo Clásico, etcétera, al que se aplica unos pilares y bases dinámicas para obtener autonomía y éxito en combate. Rompe con los tradicionalismos que habitualmente suelen estar presente en otras artes marciales, en el Jeet Kune Do no eres tú quién se adapta a él, sino al contrario, es el Jeet Kune Do quién se adapta a tí. Gracias a su adaptabilidad puede ser un sistema marcial ideal, que puede realizar cualquier persona independientemente de su condición física, edad o sexo.

Jeet Kune Do 1

Filosofía

El Jeet Kune Do es simple, directo y «no clásico»: Bruce Lee desarrolló el concepto único de las artes marciales para cada persona, ya que tú no te tienes que acoplar al Jeet Kune Do sino que él se tiene que acoplar a tí. Puede ser cualquier cosa menos estático y, tal vez debido a ésto, una de las principales características del Jeet Kune Do es la constante evolución y la frase de Lee «El no-límite como límite» que rige a sus practicantes. El proceso de aprendizaje del Jeet Kune Do es en sí mismo es un proceso de «desaprendizaje», es simplificar, es evitar posiciones anatómicamente incorrectas y filosofías equívocas, es centrarse en la pelea y no ver más allá del combate en sí para no perder el objetivo: ¡ganar y sobrevivir!.

Logotipo Jeet Kune Do Los 3 pilares del Jeet Kune Do son velocidad, alineación y desplazamiento. «Golpeo y tú no me tocas» como traducción de «Jeet Kune Do» o «Puño que Intercepta». Es decir: «EVITAR QUE EL ATAQUE DEL CONTRARIO ENTRE EN EFECTO». Los movimientos son una combinación de defensa-ataque basado en la simpleza y efectividad más que en figuras clásicas.

 

«El bagaje técnico del Jeet Kune Do es muy amplio, tan amplio como tu imaginación te lo permita, recuerda el no-límite como límite, asentados sobre una sólida base, como es una guardia lateral, con rodillas ligeramente flexionadas, talones levemente levantados y desplazamientos laterales realizados sobre las puntas de los pies.»

En cuanto a golpes de mano se refiere tenemos el finger jab, el jab cross, upper cut, golpes de revés, etc. En el plano de las patadas, cabe destacar que se considera la patada lateral como el golpe más potente de todo nuestro arsenal técnico. Las patadas bajas, al igual que las patadas en giro, frontales, en revés, descendentes, ascendentes, en salto y todo tipo de rodillazos al igual que el uso del codo en giro ascendente, en giro diagonal o vertical. ABSOLUTAMENTE TODO ESTÁ PERMITIDO. «La calle no es un torneo». El estilo que más se asemeja el Jeet Kune Do es el boxeo tailandés.

En este punto cabe mencionar el «Chi-Sao» y el «Lop-Sao», el primero significa «manos pegajosas», que consiste en no despegar las manos del oponente, dándonos con esto información extra por medio del tacto para así mejorar nuestro timing y el segundo, «manos que agarran», es sujetar la mano o brazo del oponente para realizar un contragolpe.

Principios

Las “4 gamas del combate” particularmente son lo que Bruce sentía como instrumento para ser un artista marcial total y completo. Éste es también el principio más relacionado a las artes marciales mezclando diversos estilos. El JKD resalta la noción de que la mejor defensa es una buena ofensiva, por lo tanto el principio de “interceptar”. Bruce Lee comentaba que para que un oponente atacará a alguien primero tiene que moverse hacia la persona, esto proporciona una oportunidad “de interceptar” ese ataque o movimiento. El JKD se caracteriza por estos séis fundamentos:

Jeet Kune Do 2

1. Ser como el agua

Bruce Lee pensaba que los sistemas marciales deben ser tan flexibles como sea posible. Él agua como analogía puede describir porqué la flexibilidad es un rasgo deseado en las artes marciales. El agua es infinitamente flexible. Puede ser visto a través, pero en otras ocasiones puede obscurecer las cosas a simple vista. Puede partir y dividir, mover o chocar con cualquier cosa. Puede erosionar las rocas más duras suavemente o puede fluir más allá del guijarro más minúsculo. Lee creía que un sistema marcial debe tener estas cualidades. Los estudiantes de JKD evitan sistemas tradicionales de entrenamiento, estilos de lucha y del «Pedagogy Confucian» usado en escuelas tradicionales del Kung-Fu, debido a esta carencia de flexibilidad. JKD se orienta para ser un concepto dinámico que está en constante cambio, siendo así extremadamente flexible. Se anima a los estudiantes de JKD que estudien cada forma de combate posible, esto es así para ampliar sus conocimientos de otros sistemas de lucha.

2. Economía del movimiento

En Jeet Kunde Do la economía del movimiento puede ser vital, ya que fija como objetivos combinaciones concretas y altamente efectivas sin realizar movimientos muy bordados o floridos como en las artes tradicionales, lo que da como resultado el ahorro de energía, con lo cual la persona cuenta con mayor capacidad para mantener por un mayor período de tiempo una actividad física intensa prolongada.

3. Aprender las 4 gamas del combate

– El golpear con el pie.
– Perforación.
– Interceptación.
– Ataque.

El Jeet Kune Do hace que sus practicantes entrenen en cada una de estas gamas por igual. Según Bruce Lee, esta gama de entrenamiento sirve para distinguir al JKD de otras artes marciales. Bruce indicó que la mayoría pero no todos los sistemas marciales tradicionales se especializan en el entrenamiento en una o dos gamas. Las teorías de Bruce han sido especialmente influyentes y verificadas en el campo de artes marciales combinadas, pues las fases de «MMA» del combate son esencialmente el mismo concepto que extiende en el combate de JKD.

Bruce Lee

4. Cinco maneras de ataque

a) Único ataque angular (SAA) e inversos (SDA).
b) Ataque de la inmovilización de la mano (HIA), ataque de la inmovilización del pie de las contrapartes, que hacen uso de la “interceptación” para limitar al opositor para el uso de ciertas partes del cuerpo.
c) Ataque indirecto progresivo (PIA). Atacar a una parte del cuerpo del opositor, a continuación seguir atacando pero en otra parte para intentar crear una abertura.
d) Ataque de Combinaciones (ABC). Utiliza múltiples ataques rápidos para superar al opositor.
e) Ataque dibujando (ABD). El objetivo es crear una abertura y utilizarla como medio de atacar al contrario.

5. Tres porciones del Jeet Kune Do

La práctica del Jeet Kune Do se basa en que las técnicas deben contener las características siguientes:

– Eficacia: el ataque debe alcanzar su meta.
– Franqueza: las ideas deben de venir de forma natural y de una manera espontánea.
– Simplicidad: pensando de una manera sencilla; sin el ornamentation.

6. Línea central

La línea central se refiere a una línea imaginaria que está justo en el centro de nuestro cuerpo. La teoría es explotar, controlar y dominar esa línea central del opositor. Todos los ataques, defensas y footwork se diseñan para preservar tú propia línea en el centro y para abrir la del opositor. Esta noción se relaciona de cerca con el control que mantiene en un tablero de ajedrez, puro juego de estrategía.

Las tres pautas para la línea central son:

– El quién controla la línea del centro controlará la lucha.
– Proteger y mantener tú propia línea central mientras que controlas y explotas la de tú opositor.
– Controlar la línea del centro ocupándola.

Jeet Kune Do 3

 

Referencias:
Enciclopedía Libre Wikipedia.
– Fighting Method, OHARA PUBLICATIONS, INC., E.E.U.U. Hardback (1978), ISBN 0-89750-062-8.
– Los fundamentos del Jeet Kune Do, David Cheng, Tuttle (julio de 2004), ISBN 0-8048-3542-X.
– Jeet Kune Do: Los principios de un combatiente completo, por Ron Balicki, ISBN 9-531766-3-0.
– Libros de textos, por Chris Kent y Tim Tackett.

Fuente: bruceleeweb.com

Filosofía de las Artes Marciales y valores.

Muchos grandes maestros coinciden en que hay un plano que, gradualmente, adquiere una enorme importancia y dimensión, y que con el paso del tiempo, el practicante de artes marciales valora como esencial e inherente a su Arte: su interacción con la realidad exterior que le rodea. Es por ello que las Artes Marciales deben representar:

  1. a) Un método de relación personal.
  2. b) Un método de dinámica de grupos en el interior del Dojo (lugar de práctica).
  3. c) Un método organizativo.
  4. d) Un método de introspección.
  5. e) Un método de trabajo filosófico.
  6. f) Un método de educación de actividades vitales y sociales.
  7. g) Un método de interiorización de valores.
  8. h) Un método unitario de posiciones ideológicas diversas.
  9. i) Un método de crecimiento personal.
  10. j) Un método de puesta en común y respeto.

(http://jlgarcia.galeon.com.)

 Entender la filosofía de las artes marciales es entender que cualquier practicante lucha por superarse a sí mismo, que cualquier practicante debe vivir y actuar como un ser humano ejemplar y que un arte marcial no es una secta, ya que no buscan la sumisión de sus miembros a un líder, sino que, por el contrario, ofrecen a sus practicantes un camino para mejorarse a sí mismos.

El párrafo anterior nos indica de forma global lo que concierne a este apartado del trabajo, ahora se realiza un análisis más en profundidad entrando ya en el apartado de los valores sociales de las artes marciales. Para ello, el artículo escrito por Gonzalo Velasco Canziani en la Web http://www.redmarcial.com nos será de gran ayuda. Según él, entender la filosofía de las artes marciales y sus valores sociales es poder responder a estas preguntas:

 ¿Que es hoy en día el Bu Do (el camino de las Artes Marciales)?

¿Qué función cumplen en la sociedad y, más importante aún, dentro de nosotros mismos los principios de estas antiguas

Artes? ¿Qué ganamos, qué recibimos y que damos de nosotros en el Dojo?

Todas estas preguntas que tarde o temprano nos hacemos los practicantes de Artes Marciales son parte de nuestro cuestionamiento y son parte de lo que se puede llamar filosofía de las Artes Marciales.

Lo que nos lleva a un Dojo a aprender un Arte Marcial, las motivaciones iníciales, pueden no ser las que nos acompañen toda la vida. Nosotros cambiamos; nuestra percepción de las cosas, la vida y de nosotros mismos cambia y puede cambiar también nuestra motivación, nuestros objetivos y, además, la dedicación y pasión que le dedicamos a esta y cualquier otra actividad en nuestra vida. Pero para las Artes Marciales (y otras disciplinas de la vida) se requiere siempre una buena dosis de vocación, de pasión y algo que en el occidente no es tan apreciado pero en el oriente sí: la «mente de principiante», el estar abierto siempre a aprender cosas nuevas, entender mejor algo que creíamos que ya sabíamos, nunca creer que ya no hay nada por aprender.

Las Artes Marciales representan un largo camino; un camino que implica, desde el punto de vista técnico, llegar a comprender y manejar una cantidad no pequeña de técnicas más o menos elaboradas de «defensa personal». Para esto, se requiere y SE GANA el constante crecimiento personal y el autoconocimiento físico u orgánico (de mi cuerpo, sus posibilidades y límites, la coordinación motora, reflejos, capacidad elasticidad y resistencia física, etc.), así como en lo intelectual y espiritual (lo que se refiere al desarrollo de lo más íntimo en la persona, su fuerza de voluntad, su moral y otros aspectos más personales). Estas Artes son mucho más que un deporte.

Todo esto, además de ser una gran aventura personal, como lo es una aventura la propia vida, requiere una buena dosis de trabajo. De nuevo aquí, las Artes Marciales se parecen a todo lo demás que hacemos (y nos importa) en esta vida.

El viejo código moral del samurai (los guerreros medievales japoneses), el Bushido, hablaba de honradez y justicia (Gi), valor heroico (Yu), compasión (Jin), cortesía (Rei), honor (Meyo), sinceridad absoluta (Makoto), deber y lealtad (Chugo). Todos son valores para ser ejercidos tanto frente a sus superiores (maestros, señores, autoridades, padres y ancianos) como con el resto de las  personas y colegas. Estos valores no son sólo aplicables en el Dojo y el campo de batalla, sino también en el hogar y en el día a día.

Muchos de los grandes Maestros decían explícitamente que un practicante de Artes Marciales debía cultivarse tanto física como intelectual y espiritualmente. También se exigía a los discípulos dedicación, ganas de aprender, mostrarse merecedor de recibir ese conocimiento.

Lamentablemente, hoy en día, en muchas actividades, el desgano, la falta de dedicación y de compromiso parecen haber ganado demasiado espacio en el actuar humano. Esto no es diferente en las Artes Marciales tradicionales. A excepción de algunas actividades con gran dosis de «marketing» y propaganda de logros fáciles, rápidos y «de última moda», los locales de entrenamiento están cada vez más vacíos. Los profesores e instructores se cuestionan el por qué de esta realidad (se culpan, muchas veces, por ella) y nos podemos preguntar a qué se debe todo esto.

¿Han perdido espacio las Artes Marciales? ¿Han salido de moda? ¿Ya no sirven para nuestro crecimiento personal y la convivencia pacífica en sociedad? ¿Ya no quedan «guerreros» en nuestra cultura? Nosotros mismos, ¿valoramos estos principios? ¿Los ejercitamos?

La realidad socio-económica, cultural y moral de nuestro tiempo, en todo el mundo, no es de las mejores (mirándola en perspectiva histórica). Pero ¿es esto suficiente para minar nuestra energía de vida y nuestra fuerza para crecer como personas y construir una sociedad y un mundo mejor?

Vemos el desgano, las preocupaciones y problemas (reales) económicos ocupando el primer plano en el día a día de las personas. Para algunos esto es suficiente disculpa para no entrenar ni cumplir las obligaciones con el Dojo (lugar de práctica), su Sensei (maestro) y sus Otogai (compañeros). Tal vez crean que antes no era así. Pero se equivocan. En la época de los Maestros de nuestros Maestros, también había problemas económicos. Los karatecas de Okinawa eran campesinos, maestros de escuela, policías, etc.; o sea, tenían que trabajar para mantenerse y a sus familias. Había (y hay) desastres naturales como huracanes, terremotos, maremotos, epidemias, días de extremo calor, de extremo frío, etc.

Había problemas políticos y guerras que solo traían (y traen) muerte, destrucción y muchos problemas sociales a largo plazo, como consecuencia. Asimismo, los Maestros exigían (y mostraban) todos esos buenos valores a sus discípulos: dedicación, constancia, lealtad, honor, autodisciplina, cortesía. Y no creamos que económicamente la cosa era más fácil porque no se cobraba mensualidad en aquellos Dojo. Al principio los Maestros – que elegían con mucho cuidado a sus alumnos y futuros discípulos – no cobraban dinero por enseñarles Karate. Pero los alumnos le «pagaban» gustosos a su Maestro arreglando y limpiando constantemente el Dojo e incluso la casa del Maestro. Hubo muchos casos en que los alumnos construyeron una casa o un Dojo para su Maestro. Otros llevaban al Maestro a vivir a su propia casa cuando éste ya estaba anciano. Un Maestro se seguía toda la vida, no sólo «hasta que le dieran el primer cinturón negro» como lo hacen algunos hoy en día.

Los orientales hasta visitan la tumba de los antiguos Maestros muchos años después de su muerte, como muestra de respeto por su memoria y agradecimiento por sus enseñanzas. Hoy en día, si agradeciéramos a nuestros maestros (sean de la disciplina que sea) todos los conocimientos que adquirimos gracias a ellos probablemente estaríamos en una sociedad mucho más agradecida y el trabajo del profesor estaría elevado a una escala mucho mayor de reputación, por no decir que si nuestros hijos consideran a sus maestros como tales no existirían los problemas actuales de violencia en las aulas, depresiones de docentes, etc.

En el arte de la guerra, el guerrero supremo derrota a sus enemigos sin luchar… eso es porque lucha constantemente contra su único real enemigo: su enemigo interior. A ese, que nos lleva al desgano, a la cobardía, la envidia, a ese hay que derrotarlo todos los días a pura fuerza de voluntad y puro Ki (energía interior). Los que con suerte lo logren, algún día, serán llamados «Maestros».

Podemos llegar a hacernos la pregunta de por qué es necesario que en nuestra sociedad mantengamos unos valores sociales. Según Santos, J. y Albiac, N.; en el libro Aikido, la armonía universal “ el ser humano en cuanto agente cuya actividad transforma y altera el equilibrio natural del planeta que habita, le conviene por su propio bienestar y supervivencia sujetar sus actos e interrelaciones al buen orden de unas normas o principios éticos, basados en el respeto más escrupuloso hacia el entorno y hacia sus semejantes” y nos indican cuáles son esos “principios éticos”que en la antigüedad eran los principales valores que conformaban el código de honor de los samuráis:

  • La rectitud. Ser capaz de tomar una decisión sin vacilar. Ser justo y objetivo en toda circunstancia.
  • El coraje. Hacer siempre lo que es justo, cueste lo que cueste, sin miedo al miedo.
  • La bondad. Ser magnánimo y tolerante. Estar siempre dispuesto a perdonar.
  • La cortesía. Las buenas maneras, así como el respeto en el trato con los demás y en el comportamiento individual.
  • El desprendimiento. Actuar desinteresantemente, sin egoísmo.
  • La sinceridad. Decir siempre la verdad. Ser fiel a la palabra dada.
  • El honor. El valor, el aprecio y la defensa de la dignidad propia.
  • La modestia. No ser soberbio ni vanidoso.
  • La lealtad. No traicionar a nadie ni tampoco a sí mismo.
  • El auto dominio. Control de los pensamientos, las palabras, los actos y las emociones.
  • La amistad. Saber compartir, colaborar, ayudar, etc.

Posteriormente, en tiempos más modernos, el código de honor citado sigue siendo reconocido y aceptado como el código ético de todas las artes marciales japonesas. Los maestros más célebres, creadores de las disciplinas de combate que hoy practicamos (judo, jiu-jitsu, karate, aikido, kendo, etc) como buenos conocedores de la naturaleza humana, sabían que los adversarios más temibles no son “los otros”, sino nuestros propios defectos y debilidades, por ello coinciden en sus objetivos al proponer a las artes marciales como una vía de perfeccionamiento personal, antes que como un simple método de lucha, a fin de que cada practicante alcance el máximo desarrollo global de su personalidad.

Pero estos autores no sólo citan los valores que todo practicante debe alcanzar para su máximo desarrollo, además, citan los “principios morales de valor perenne”: “El mundo que vemos es el reflejo del mundo mental de los individuos que componen la sociedad, y todo aquel que tiene una relación de enseñanza (y por tanto, una influencia psicológica sobre sus alumnos) está en el deber de adquirir ciertas virtudes morales como:

  • Integridad. Trata equitativamente a todos, di siempre la verdad y sé fiel a tus compromisos.
  • Simpatía. No confundas la simpatía con la adulación y la falsedad en el trato. Son enemigos de la simpatía: el sarcasmo, el ridículo, la burla, la calumnia, el rencor, la jactancia y el orgullo.
  • Generosidad. Nadie puede adquirir sin dar, ni cabe dar sin recibir. Guárdate de la codicia, la mezquindad, la suspicacia y la envidia. Sé generoso y magnánimo.
  • Sinceridad. No recurras a cumplimientos falsos. Muéstrate tal como eres, sin fingimiento.
  • Imparcialidad. Los prejuicios son el más grande obstáculo para conocer la verdad. Examina, interroga, considera y analiza cada cosa libre de prejuicios, simpatías o antipatías.
  • Adaptabilidad. La capacidad de adaptación ante los imprevistos y las situaciones insólitas se alcanza mejor conociendo las leyes universales que las formas concretas o detalles.
  • Paciencia. Sé atento, complaciente y tolerante con todos y sobre todo con aquellos que te llevan la contraria o que difieren de ti en opiniones, ideas y creencias.
  • Serenidad. La serenidad no es indiferencia, sino el control de uno mismo, sabiendo dominar los impulsos ante los conflictos, las dificultades o la adversidad.
  • Autoconfianza. Nadie cree ni confía en el que vacila, duda o titubea. Más vale obrar con decisión y equivocarse que no acertar después de muchas vacilaciones, porque en este caso hay error y debilidad.
  • Desprendimiento. No te ates a las cosas (dinero, fama, poder, prestigio), pero tampoco las desprecies. Disfruta de las cosas con alegría pero sin apego. Libérate del deseo de “retener” y del miedo de “perder”.
  • Paz interior. “Cada uno debe encontrar su paz en su propio interior, y la paz para ser verdadera, debe ser ajena a la circunstancias exteriores” (M. Gandhi).”

Hasta ahora, hemos analizado la filosofía que predomina de forma general en todas las artes marciales, viéndolas desde una vertiente tradicional. Como todos sabemos, las artes marciales son hoy día consideradas también como deporte. Por tanto, es lógico que nos surja la duda de saber si todas las características citadas anteriormente en cuanto a la filosofía de las artes marciales son también aplicables en la vertiente deportiva de estas artes, y por tanto poder aprovechar todos los beneficios que se derivan de esa filosofía en distintos contextos como el educativo, el  ecreativo…etc.

 La respuesta es un sí tajante. Las artes marciales son artes marciales y como tales transmiten todos sus valores y su filosofía, ya sea en su vertiente tradicional o en su vertiente deportiva. Los problemas que estas artes van a tener en cuanto transmisoras de valores son los problemas que tienen todos  los deportes en general: competición, envidia por el otro, problemas alimenticios para entrar en las distintas categorías de peso, rendimiento, selección de talentos… Pero, ¿cuándo un arte marcial traspasa la barrera para ser considerada como deporte? ¿Gracias a qué hechos concretos de un arte marcial sabemos que también se trata de una actividad deportiva? Según Oliva, A.; Torres, F.; y Navarro, J; en el libro Combate supremo, “el término deporte, adquiere un significado de actividad motriz que persigue una búsqueda de la distracción, el placer y cuyas normas y reglamentos van implícitas en la propia actividad y en su contexto. El combate tiene una aceptación en la que se concibe como el modo de superar ciertas dificultades a través de la lucha con uno mismo. Es decir: combate supremo es el modo de superarse a sí mismo a través de la actividad del combate de forma placentera, lúdica y sin más objeto que la propia decisión personal de superación. La lucha, el boxeo, la esgrima, el kendo, el karate, el judo, el taekwondo…etc.

Son conceptos, ideas y formas diferentes de entender e interpretar la profunda búsqueda que cada uno tiene consigo mismo. Mediante enfrentamientos físicamente duros se depuran aspectos muy profundos de la identidad del practicante. Arte marcial y deporte se hermanan en la actividad del combate.

Es el momento del enfrentamiento, duro pero bello, dramático pero noble, definitivo pero auténtico y único. De esta manera, a pesar de las apariencias, a pesar del castigo físico, que es asumido entre ambos contendientes, el combate supremo armoniza el arte y el deporte. Así, el deporte adquiere verdadero sentido en su propio significado. Así, el combate se desliga de esos tópicos que le confieren un rango eminentemente destructor.”

Hasta ahora no empieza a cobrar sentido este trabajo. Ya hemos conseguido enmarcar arte marcial dentro del contexto deportivo y por tanto, podemos aprovechar las actividades deportivas (judo, karate, taekwondo,…etc.) como agentes transmisores de valores sociales.

En definitiva, podemos concluir este apartado diciendo que la filosofía que engloba y caracteriza a las artes marciales transmite una serie de valores  sociales que pueden ser muy fructíferos en la sociedad actual. Que la relación entre arte marcial y deporte se hace patente en el momento del combate (como superación personal, combate lúdico…) y que dicha filosofía se podría resumir con lo que se conoce como DOJO KUN o principios rectores del karate, (en mi gimnasio, los nombramos y repetimos con el profesor antes de cualquier clase de karate). Dichos principios son: formación de la personalidad, rectitud, esfuerzo y constancia, respeto a los demás y reprimir la violencia.

Manuel Rasero Ruiz 3º E INEF (Madrid)

Ninjutsu

Los primeros datos que se tienen de la utilización de ninja en el campo de batalla data del siglo V, lo que nos da una idea de la antigüedad de este estilo de lucha, que se complementaba con el aprendizaje de muchas habilidades útiles para el espionaje, como la caracterización o falsificación de documentos, así como ciertas prácticas esotéricas derivadas del Mykkyo, sistema espiritual japonés.

Unas de las escuelas que practican ninjutsu, es la bujinkan: es una organización compuesta por 9 escuelas de artes marciales. De las cuales 3 son de ninjutsu

El método de la Bujinkan Dōjō se llama Bujinkan Budō Taijutsu (武神館武道体術?) y es una colección de nueve linajes marciales antiguos, conocidos como ryūha. Anteriormente se llamó Bujinkan Ninpô Taijutsu, pero era conocido con el nombre genérico de Ninjutsu. Tres de las nueve escuelas que componen la Bujinkan, son de Ninjutsu. Las otras seis son de Bujutsu («Arte de guerra» que comprenden Artes marciales tradicionales del Japón.

Bujinkan es una escuela tradicional de Budo, y siendo un arte Zen hace un estudio en conceptos propios del mismo, tal como el de fudoshin

Los practicantes usan como uniforme un gi o shinobi shozoku negro, mientras que la mayoría de las otras artes del budo lo usan blanco. También se utilizan tabi, que es el calzado tradicional japonés que tiene el dedo pulgar del pie separado del resto de los dedos.

En la actualidad el ninjutsu se limita al uso de golpes, luxaciones articulares, lanzamientos, derribos y uso de armas tradicionales; buscando formar al individuo, de forma similar al conjunto de las artes marciales tradicionales modernas o gendai budo actual (como el Judo, el Aikido, el karate-Do, el Kendo, etc.) Aunque en los niveles más altos de esta disciplina se realizan seminarios muy exclusivos en Japón acerca de su faceta psicológica, esotérica, uso de venenos y de explosivos.

En realidad, no puede considerarse al antiguo ninjutsu como un arte marcial tradicional más; en el sentido clásico del término, ya que las disciplinas que el ninja debía conocer iban mucho más allá de las técnicas de lucha o de combate con y sin armas. Como ya se ha dicho, la práctica del Ninpo Mikkyo, o prácticas esotéricas, y del Kuji Kiri (corte de nueve sílabas, posiciones místicas con los dedos que canalizan la energía), el cual legendariamente proporcionaba al ninja poderes asombrosos, eran de estudio obligado para los clanes ninja, quienes preferían tácticas de terror y espionaje, mucho más sutiles que el clásico bujutsu o arte marcial del samurái.

Sin embargo, es un frecuente error histórico el considerar separadas conceptualmente las técnicas de combate del ninja y del guerrero samurái, dado que aquéllas son una evolución o adaptación de éstas (según ciertos autores). Quizá por culpa del espectáculo cinematográfico y documentales erróneos, se tiende a considerar al ninja como el enemigo del samurái, cuando la realidad apunta a una posible simbiosis que los situaría en más estrecha comunión. Remarquemos que muchos líderes ninja eran a la vez samurái de renombre, que ocultaban su condición clandestina como indicaba la tradición; e inclusive muchos ninja servían como espías, asesinos, e informantes a diferentes clanes feudales.

El entrenamiento ninja clásico contempla, al menos a nivel histórico, el aprendizaje de veinte disciplinas.

  1. Taijutsu: Manejo del cuerpo; movimientos, desplazamientos y combate desarmado.
  2. Kenjutsu: esgrima de sable, incluyendo la ninjato o shinobigatana.
  3. Bojutsu: técnicas de lucha con bastones de diversos tipos o tamaños.
  4. Hanbojutsu: arte de combatir con un báculo.
  5. Shurikenjutsu: lanzamiento, manipulación y combate con elementos cortapunzantes.
  6. Kusarijutsu: manejo de cadenas, solía usarse la Kusarigama, una hoz japonesa con cadena y contrapeso en el extremo o la Kusarifundo, una cadena extremadamente larga.
  7. Sôjutsu: manejo de lanzas.
  8. Naginatajutsu: uso de la Naginata, especie de alabarda en forma de espada curva con asta muy larga.
  9. Bajutsu: equitación, lucha y técnicas a caballo.
  10. Kuji Kiri: posiciones esotéricas de manos, las cuales según se decía dotaban al ninja de habilidades sobrehumanas.
  11. Suijutsu: nado, lucha, combate y técnicas en el agua.
  12. Kayakujutsu: fabricación y empleo de pólvoras y explosivos.
  13. Bo Ryaku/Kyojutsu Tenkan Ho: estrategia de engaño intercambiando lo verdadero y lo falso.
  14. Cho Ho: espionaje.
  15. Shinobi Iri: ocultación y camuflaje (en todo tipo de climas y ambientes exteriores e interiores).
  16. Inton Jutsu: infiltración.
  17. Henso Jutsu: caracterización, interpretación y disfraces.
  18. Ten Mon: meteorología.
  19. Chi Mon: geografía.
  20. Seishin Teki Kyoyo: desarrollo espiritual.