La Filosofia y la esencia del Karate-Do

Los fundamentos del Karate-Do y su relación con la Filosofía, pueden ser motivo de grandes tratados debido a la relación que existe con las líneas de pensamiento oriental, que es milenaria, sin embargo, acá resumiremos algunos puntos trascendentales para entender los fundamentos que influyen en el practicante de Karate-Do.

Partiremos citando al maestro Gichin Funakoshi, considerado el “padre del karate moderno”, quien expone:

“El Karate-Do no consiste tan sólo en adquirir una cierta destreza, sino también en dominar el arte de ser un miembro de la sociedad bueno y honesto”.

Gichin Funakoshi

Lo escrito por el maestro Gichin Funakoshi anteriormente citado resume, en parte, lo que el Karate-Do enseña en sus dojos. Los preceptos filosóficos de la tradición marcial son fundamentos del Karate-Do que practicamos y es sin duda, la esencia de la enseñanza en nuestros dojos. Es por lo demás, una tarea desafiante, ardua, sobre todo en el contexto socio cultural que vivimos, sin embargo, a través de la experiencia de los años de enseñanza que llevan nuestros fundadores creemos que estamos forjando un camino de enseñanza con la impronta Nihon.

Otro aspecto fundamental de la filosofía del Karate-Do es que se basa en los códigos de ética de la tradición japonesa, que pueden ser practicados en nuestra cultura, porque tienen las mismas bases y fundamentos.

La Filosofía del Karate-Do, por lo tanto, se basa en el BUSHIDO: “El Camino del Guerrero”.

El BUSHIDO: es un código de ética que pertenece a la tradición japonesa. Era utilizado por los Samurai, quienes eran en el antiguo Imperio Japonés, guerreros y estrategas de gran valor y referentes para la sociedad imperial del antiguo Japón.

Este código de ética proviene de diferentes pensamientos filosóficos orientales y se pueden reconocer en él 7 valores:

Rectitud

Valentía

Benevolencia

Sinceridad

Respeto

Honor

Lealtad

Aunque en occidente la figura del Samurai es vista como una imagen poética, el Bushido se puede aplicar a nuestra escala de valores y a través de la práctica del Karate-Do, buscar que el carácter de sus practicantes se beneficie de estos preceptos.

Para las escuelas de Karate-Do el principal objetivo no es generar Karatecas de gran destreza, si eso ocurre, es muy bueno, pero lo que en realidad buscamos es entregar buenos ciudadanos y personas de bien.

Arte Marcial vs. deporte

Se puede decir brevemente que el objetivo original del Karate es el dominio de las técnicas de autodefensa. Sin embargo, esto es solo una parte del tema.

Cuando el Karate empezó a popularizarse en Japón, el método de enseñanza no estaba desarrollado y cada maestro mostraba sus conocimientos a su manera. La forma tradicional de enseñar, dando la mayor importancia al dominio de los Kata y sin enseñar muchas técnicas de lucha, aburria a los alumnos. Así pues, y pese a la desaprobación de los maestros, los alumnos “crearon” su propio método de lucha, el Jiyu Kumite (combate libre). Hoy en día, tanto en Japón como en la mayor parte de los paises donde se practica, el Jiyu Kumite es la parte más importante del Karate.

La diferencia entre enseñanza tradicional (Katas) y práctica de combate (Kumite), divide hoy el mundo del Karate en dos variantes: Karate como deporte y Karate como arte. Ambas son válidas, aunque la segunda esté mucho más extendida, pero plantean algunos problemas.

El Karate como deporte es muy espectacular, pero también bastante peligroso. Y dejando aparte el hecho de la posibilidad de accidentes, resulta bastante incompleto en dos sentidos:

A nivel técnico. Poco a poco se filtran y se van dejando de lado aquellas técnicas que no son útiles en competición, pese a que fuera de un ring, y sin árbitros, pueden ser más prácticas.

A nivel mental. Si solo se aprenden técnicas de lucha, dando importancia a ganar en competición, todos los beneficios que trae consigo la práctica del Karate, se reducen al beneficio sobre la salud de la practica regular de un deporte (lesiones a un lado), sin ningún desarrollo colateral del carácter y el autocontrol.

El Karate artístico tradicional, digamoslo claramente, resulta aburrido para el común de la gente. Los beneficios de la repetición monótona y continuada de los Kata no se asimilan hasta después de mucho tiempo de práctica. De hecho, este es el motivo de que actualmente domine el Karate de competición en la mayoría de los gimnasios.

Sin embargo, el Karate es mucho más que estas dos formas de practicarlo, e incluso la suma de ambas. Dedicarse tan solo al estudio del combate o las técnicas de los Kata, es un estudio parcial.

Karate Budo

La diferencia fundamental entre el Karate Budo (el Karate como Arte Marcial) y el Karate deportivo reside, a mi entender, en el hecho de que éste último no tiene contacto alguno con la esencia del Budismo Zen, el cual, en cambio, se encuentra muy presente en el Karate tradicional.

El Karate Goju Ryu de Okinawa está enraizado en el Budismo Zen; concretamente deriva del boxeo chino del templo Shaolin, creado por los monjes de esta religión. En consecuencia, el Goju Ryu tradicional ha heredado el verdadero espíritu del Zen. El maestro Chojun Miyagi, creador de este estilo, afirmó que la meta del Karate es la misma que la del Budismo Zen, es decir, alcanzar la iluminación espiritual.

En la actualidad, el Karate deportivo se ha hecho popular en todo el mundo. Pero si insistimos demasiado en el aspecto deportivo, el espíritu del Budo se perderá, y las técnicas originales del arte marcial quedarán modificadas, perdiendo su significado real. Así, el público tendrá una idea erronea sobre el significado del verdadero objetivo de este arte.

Por esta razón tengo la convicción personal de que todos los karatekas, practiquen el estilo que practiquen, deben conocer el Karate Budo. Sin este punto de referencia, poco a poco, las técnicas y el espíritu del Karate irán muriendo y, en el futuro, el Karate quedará reducido a una simple práctica deportiva de lucha.

Texto del Maestro Toshio Tamano

El Karate no se considera tan solo un método de defensa personal, sino un camino a seguir en la vida, una forma de pensar y de actuar basada en el respeto a los demás.

El practicante de Artes Marciales debe impregnarse del Bushido (código del guerrero). Hay que pensar que, independientemente de nuestra edad, sexo u ocupación, todos nosotros somos en cierto modo guerreros, siendo la vida diaria nuestro campo de batalla. El que salgamos airosos o no del mismo dependerá de cuanto luchemos por mejorarnos en todas las cosas a nuestro alcance: la cultura, conocer nuestro mundo, respetar a los demás y a nosotros mismos.

Para recordarnos esto, en la entrada a los Dojos aparece escrita una serie de “normas”, en realidad un código de conducta en el Dojo, que no ha de quedar limitado a dentro del mismo. Esta serie de normas recibe el nombre de Dojo Kun. Cada estilo de Karate tiene las suyas propias, aunque si se estudian en profundidad puede verse que, aunque las palabras varían, es significado final viene a ser el mismo.

Jutsu y Do

“No existe puerta en el camino de la vida que rehuse abrirse ante aquellos que quieren pasar. Si quieres ir a cualquier parte, no importa qué camino elijas, hay miles y todos son buenos. Si, con suerte, alcanzas tu meta, el camino desaparecerá y tú te convertirás en el camino”.

“No hay un camino para vuestra vida. Vosotros mismos sois el camino”.

Extracto del capítulo “Jutsu y Do – El Arte y el Camino”, del libro de Seikichi Toguchi: “El Zen y el Camino del Guerrero”.

Estos son dos dichos que se oye repetir a menudo a los budistas Zen. Ilustran bien la complejidad del concepto de “Do” -el camino. Sin embargo, también es evidente que el camino es lo bastante accesible como para que se le pueda encontrar en nuestra vida diaria.

Hoy en día, hacemos referencia a la mayor parte de las artes marciales con el apelativo “-Do”: por ejemplo, Karate-Do. En sus orígenes, todas las artes marciales se llamaban “Jutsu” (técnica). La esgrima era Ken-Jutsu, el tiro con arco, Kyu-Jutsu, el Karate, Karate-Jutsu, y así con todas. Cuando Jigoro Kano, el fundador del Kodokan y el Judo moderno, cambia el nombre de Jyu-Jutsu por Jyu-Do (Judo), numerosos artistas marciales siguieron su ejemplo. Ken-Do, Kyu-Do, Karate-Do.

¿Por qué este cambio? Para comprenderlo, hemos de conocer la diferencia entre Jutsu y Do. Jutsu se refiere a la destreza, al grado o al nivel de habilidad, o a la competencia técnica, que solo algunas personas pueden alcanzar en determinadas disciplinas, después de muchos años de un duro entrenamiento especializado. En los tiempos antiguos, los artistas marciales, cualquiera que fuese su disciplina, trataban de lograr este nivel técnico de Jutsu.

Do, por otra parte, vá mucho más lejos. Como ya hemos mencionado, significa “camino”. En un sentido alegórico, este camino es el camino de la vida, el camino que todos los hombres deben seguir para hacer realidad su naturaleza profunda. Para el budismo Zen, la meta de la vida es la iluminación espiritual, y el Do es el camino hacia esta iluminación.

También es esta iluminación la meta de las artes marciales. Incluso en los tiempos antiguos, el practicante de un arte marcial se esforzaba en llegar al Jutsu, no por la técnica en si misma, sino como un medio de seguir el Do y de alcanzar la iluminación. Para revelar al mundo moderno su aspecto profundo, las artes marciales han cambiado sus nombres de Jutsu a Do. Así, Karate-Do significa el camino hacia la iluminación a través de la práctica del Karate.

Seguir el Do puede ser para nosotros algo fácil y natural. Pero debe seguirse este camino toda nuestra vida si queremos realizar nuestra verdadera existencia y ser realmente nosotros mismos. De este modo, seguir el camino puede ser a la vez fácil y natural, y extremadamente difícil. La mayor parte de nosotros no es capaz de encontrar el camino, o, una vez encontrado, mantenerlo. Hace falta un espíritu fuerte, y perseverancia. La vida de los monjes Zen es un ejemplo de, a la vez, la simplicidad y la dificultad del camino.

En el Dojo de Karate siempre somos muy corteses entre nosotros. Una vez fuera de éste, algunos nos dejamos dentro la cortesía y los buenos modales. Somos una persona dentro del Dojo, y otra fuera. Muchos alumnos piensan que es posible que vayamos al Dojo para aprender cortesía y buenos modales al mismo tiempo que las técnicas del Karate. Por supuesto, está bien que se aprendan estos aspectos del Karate: es mejor que no aprender nada en absoluto. Pero este no es el verdadero sentido del Karate. No quiero decir que no tengais necesidad de aprender cortesía y modales: más bien que ya deberiais conocerlos antes de entrar al Dojo.

Debo añadir que en un Dojo de Karate debeis aprender algo más elevado que las técnicas y que las cortesías, si pretendeis encontrar allí el camino. El Karate debe impregnar por completo vuestra vida, tanto dentro como fuera del Dojo. Debeis convertios en una sola persona, vosotros mismos, vuestro auténtico “yo”.

 

Extracto de Post de hpinven y publicación del blog de Karate USACH

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